jueves, 7 de abril de 2011

The hardest part is leaving you. Parte uno.

Volví para las pocas que me leeis con una historia de tres partes.
Es triste, es de Dougie y su tiempo en rehab y..bueno, quedáis avisadas por si sois muy sensibles. ¡Acaba bien! xD
Love :3

Dolor. Daño. Cansancio. Soledad.
Despedidas. Decepciones. Cambios. Errores.
El cielo y la tierra rozando la misma línea. Agua y fuego. Frío y calor.
Arena. Montaña. Inundación.
El final de todo.

Llevo varios días sintiendo muchas cosas, cosas extrañas.
Me levanto pensando en cuántas horas quedan para volverme a dormir, paso el día sentado e intento evitar a la gente. Ahora me gusta estar solo, no quiero la compañía de nadie.
Bueno sí, quiero la compañía de ella. Pero ella ya no está.

Hace una semana desde que Frankie y yo lo dejamos.
Me contó que ya no sentía lo mismo, que había otra persona y que prefería no seguir haciéndonos daño. Y me lo dijo sincera, con lágrimas en los ojos.
Me lo dijo sabiendo perfectamente lo que estaba provocando dentro de mí, con cierto tono de culpabilidad y la expresión más triste que le había visto nunca.

- No pasa nada, mejor ahora que luego cuando duela más.

Esas fueron mis palabras, la última frase que pude pronunciar. Lo último que le pude decir antes de que me abrazara y mis lágrimas se acumularan para no caer.
Y después de ese momento, apareció la catástrofe.
Se rompieron mis esquemas, mi rutina diaria, me rompí yo.
Dejé de lado a mis amigos y a todo lo que me rodeaba, solo quería estar solo. Igual que ahora.

Ahora me levanto cada día con menos ánimo, con menos ganas de hacer lo que debo.
Voy a las entrevistas, me siento y finjo escuchar cada palabra. Me preguntan y respondo con una sonrisa o una tontería, sabiendo que sea la pregunta que sea, mi respuesta será la correcta.
Ojalá los presentadores supieran el alivio que siento cuando se callan y suena la musiquita que anuncia el final del programa.

Después llegan los ensayos en el estudio.
Antes de empezar a sentirme así, esos ensayos eran lo mejor de las tardes. Tocar mi bajo, reír con mis mejores amigos y grabar los coros en alguna canción. Ahora es un suplicio.
Coger el bajo y sentir que no soy yo mismo el que lo está tocando, odiar los comentarios graciosos de Danny, ponerme de mal humor si Harry se acerca a abrazarme y no hablar con Tom. Cosas que nunca pensé que haría se están convirtiendo en mi rutina.

Y por último, ir a casa.
Si no fuera porque me vine a vivir con Tom después de lo de Frankie, sería el mejor momento del día.
Sé que no lo entiende, pero lo único que me apetece al llegar es tirarme a la cama y no volver a despertar. Cerrar los ojos y sentir que el mundo es mío, que lo domino. Sentir que no soy yo el atrapado, si no el que atrapa. Cerrar los ojos y volver atrás.

Por desgracia, eso es imposible. Y en el caso de que fuera posible, Tom nunca me dejaría hacerlo.
Siempre que llegamos me hace un café caliente, me tiende una manta y nos sentamos en el sofá a ver la tele. A veces me mira intentando llegar a mis pensamientos; otras, me abraza sin decir nada. Solo él entiende lo que estoy sintiendo, solo él lo sabe a la perfección.

Por eso me trata como si fuera uno de esos perritos indefensos que nadie quiere y que todo el mundo abandona. Como si me fuera a romper en cualquier momento si me deja solo; como si fuera uno de esos pollitos que está a punto de salir del huevo pero que nunca lo consigue.

Por eso no puedo negarle el café y decirle que me quiero ir a la cama, que quiero estar solo.
Me limito a sonreírle como modo de agradecimiento y nos quedamos así, en silencio. Y cuando siento que no puedo más, parece que aviso a Tom de forma telepática, ya que me mira y decide que es la hora de dormir.

- Buenas noches Doug, que descanses.

Palabras que me repite todas las noches, ninguna falla.
Me sonríe, le devuelvo la sonrisa y cada uno se va a su habitación. Y ahí es cuando mi mundo cobra vida. Ahí es cuando puedo mirar al techo mientras imagino cosas que no son posibles. Ahí es cuando me siento yo.

Me gustaría saber qué piensa Tom cuando entra a su habitación. Si se duerme directamente o se pone a pensar. Conociéndolo, lo más probable es que se ponga a contarle todo lo que pasa por la cabeza a Gio, cosa que me parece bastante bonita.

Y en cambio yo, ya no tengo a nadie para desahogarme.
Solo puedo coger mis cascos y sumergirme en lo que más quiero en estos momentos: la música.
Poner Blink a todo volumen y desear quedarme sordo. Imaginar que nada malo ha pasado y que ella sigue a mi lado, como antes. Que seguimos quedando para dar paseos mientras comemos un helado de vainilla, porque no le gusta la nata. Que me tengo que poner corbata porque es nuestro aniversario y quiere que vayamos a un restaurante caro.
Pero todo es mentira, porque todo ha acabado.
Ya nada existe. Solo mi pobre imaginación y yo.

Así todos los días hasta que me quedo dormido y a la mañana siguiente el despertador me hace abrir los ojos.
Y vuelve a empezar la rutina.
Como si fuera un programa diario, como si mi vida estuviera totalmente programada y yo no pudiera cambiarla.

- ¡Dougie, vamos a desayunar! - grita Tom al otro lado de la puerta.

No quiero desayunar, pero sé que tengo que hacerlo para que Tom no se preocupe.
Si fuera por mí, me tiraba todo el día en mi habitación, sin ninguna necesidad de comida. Y es que aunque ninguno de mis amigos se lo crea, no tengo nada de hambre. Nunca.

Salgo de la habitación, y al llegar a la cocina me encuentro un desayuno que cualquier otra persona catalogaría como perfecto.
Tostadas, zumo de naranja y cereales.
Si estuviera en mi estado normal, lo habría devorado todo en pocos segundos. Ahora en cambio, lo único que quiero es que Tom se distraiga unos minutos para así poder tirarlo todo a la basura.

Me siento y miro las tostadas varias veces.
¿Cómo hacer que harten menos? Me da asco solo verlas, así que no me quiero ni imaginar cuando les de un bocado.

- ¿Estás bien? - me pregunta Tom mirándome.

- Eh..sí, sí. Es solo que no tengo mucha hambre.

Tom resopla muy bajo creyendo que no lo he escuchado, pero lo he hecho.
Sé que está empezando a cansarse de mi comportamiento, y lo veo normal. Ni si quiera sé cómo está aguantando tanto conmigo en casa.

- Dougie, - dice bebiendo un poco de zumo - ¿qué pasa? Sabes que puedes contármelo.

Vuelvo mi mirada hacia las tostadas y muerdo una.
No quiero hablar del tema con nadie, ni con Tom. Puede que él sepa cómo animarme, pero no me apetece darle pena. No me apetece animarme.

- Vale, veo que no quieres hablar.

- No, no me apetece. - le contesto.

- Ese es el problema de todo.

Le miro sin entender muy bien lo que acaba de decir y veo sus ojos brillar.
Conociéndolo como lo conozco, va a echarme uno de sus discursos.

- Solo te voy a decir una cosa. - dice apuntándome con el dedo - No nos gusta verte así.

Termina su zumo y se va de la cocina sin recoger nada.
Dejándome solo con sus palabras en la cabeza. ¿Tanto se nota que no estoy bien? Pensaba que esta mierda solo me afectaba a mí y por lo que veo afecta a todo el mundo.

Subo a la habitación y vuelvo a tirarme en la cama.
Hasta que vengan los demás para grabar uno de los estúpidos vídeos de Super City, tengo tiempo libre para pensar.
Y por más que pienso siempre llego a la misma conclusión: ésto no va a acabar bien.
No voy a poder superarlo, no puedo seguir sin esa sonrisa guiándome. No puedo.

Al rato escucho de nuevo los gritos de Tom anunciando que los demás están aquí y que tengo que bajar, por mucho que me cueste.
Me levanto de la cama, me despeino un poco y limpio las lágrimas que han salido sin pedir permiso.

- Vamos al salón. - dice Tom nada más verme.

No está David, no hay ninguna cámara ni nadie dispuesto a grabarnos. Solo Tom, Danny, Harry y yo.
¿Qué tipo de encerrona es ésta? ¿Por qué están todos serios? No quiero hablar, no quiero.

- Dougie.. - comienza Tom - creo que tenemos que hablar todos.

- No creo que haya nada que hablar. - sentencio serio.

- Nosotros creemos que sí. - responde Harry - Estás mal, y no queremos eso.

- Yo tampoco lo quiero, no es divertido. Pero es lo que hay.

Danny resopla y Harry le coloca la mano en la pierna para tranquilizarlo.
Hacia tiempo que no veía un gesto cariñoso entre ellos, por lo que me quedo sorprendido.

- Podrías poner de tu parte para estar mejor. - dice Harry.

- No es tan fácil ¿sabes? Ojalá pudiera no sentir lo que siento, pero no.

- Doug, Harry quiere decir que deberíamos de hacer algo para que no te pases tanto tiempo pensando en lo que ha pasado.. - contesta Tom.

- ¿Deberíamos? No lo creo. - replico - Tom, sé que queréis ayudarme pero no es cosa vuestra.

- ¿Cómo que no es cosa nuestra? ¡Somos cuatro, y las cosas de uno son de todos! Hermanos, ¿recuerdas? - grita Danny enfadado.

Ahora siento miedo, nunca había visto a Danny así.
Él suele pasar de los temas serios, suele escuchar lo que dicen los demás y hacer lo que Tom o Harry le digan.
Pero esta vez no, esta vez está realmente enfadado y no puedo entender por qué. Por muy hermanos que seamos es mi vida, no la suya. No tiene por qué influirle tanto.

- Danny, tranquilo. - le dice Tom.

- No Tom, tranquilo no. - sigue gritando - ¡No entiende que no sólo se hace daño a él, si no también a nosotros!

- Danny, para. - le contesta Harry.

- No pilla que nos tiene preocupados, que me quedo por las noches pensando un plan para sorprenderle al día siguiente y que se olvide de ella. ¡No entiende nada!

Le miro a los ojos y están llenos de furia, de rabia, de tristeza.
Puedo jurar por lo más sagrado, que ver a Danny en ese estado es lo peor que puede pasarme. Porque sé que es culpa mía, porque sé que si yo no estuviera así, él tampoco.
Se suelta del aguante de Harry y sale de la casa dando un fuerte portazo.

- Yo..voy a buscarlo. - dice Harry.

Tom asiente y yo no puedo hacer otra cosa que llorar.
Me siento estúpido, frágil y débil llorando delante de Tom, pero no es la primera vez que lo hago.
Odio este sentimiento, odio estas sensaciones. Odio que los demás estén mal por mi culpa, solo por mi culpa.

Tom me abraza y mis lágrimas caen con más fuerza.
Necesito que todo pase, necesito que el tiempo se pare y poder controlar mis emociones.
Necesito a Frankie.

- Dougie..sé que no quieres pero es que..

- Necesito ayuda.

Deja caer un "lo sé" y me abraza de nuevo.
Comienzo a sentirme un poco más protegido, pero no puedo parar de llorar.
Presiento que todo lo que viene ahora va a ser demasiado difícil, pero sé que ellos estarán a mi lado.

3 comentarios:

  1. *lagrimas y mas lagrimas*...ya quiero la segunda parte!!!
    increíble, cada día me sorprendes mas, Carmen, y me encanta..
    <3

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  2. Simplemente perfecto! como siempre y las lagrimas se escapan otra vez! voy a leer la segunda parte! :D

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  3. Jopé, acabo de ver los comentarios..(sí, ahora xDD)
    Y..¡muchas gracias chicas! <3

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