martes, 6 de septiembre de 2011

Bipolar. Parte tres.

Hola de nuevo bichitos de luz. (?)
Aquí tenéis la tercera parte...no esperéis amor ni nada de eso, porque como ya os dije no es un Pones en los que se derrocha purpurina. ¡Espero que os guste y comentad, jo!


Es extraña la forma en la que tu vida da un giro de ciento ochenta grados.

Desde aquella extraña conversación con Dougie, no había vuelto a pisar su casa. Jazzie decía que no era necesario cuidarlo, que yo tenía razón y que era mayorcito para hacerlo él solo.

Una parte de mí hizo la mayor fiesta del año, pero a la otra, le extrañó.
Tenía razón en todo, eso era obvio, pero el hecho de que mi novia cambiara de opinión de esa forma tan repentina me daba que pensar.

- ¿Por qué no vamos a tu casa a ver una peli? - pregunté.

- Eh..¿a mi casa? N-no creo que sea buena idea...

- Jazz, ¿qué coño pasa en tu casa? Parece que tengo prohibido entrar o algo.

- No pasa nada, sólo estamos teniendo algunos problemas con mi hermano...

Tras mucho preguntar, lo único que saqué fue que 'Dougie estaba mal'.
¿Acaso no había estado mal todo el tiempo? Ese chico tenía un problema en la cabeza...era arrogante e idiota, nunca estaba bien.

- Te lo explicaré algún día, ¿vale? - intentó convencerme.

- ¿Algún día cuándo?

- Alguno que no sea hoy, me tengo que ir.

Un beso de menos de dos segundos y mi novia corría hacia su casa.
Odiaba que la gente de mi alrededor me escondiera las cosas, y más si esas cosas me incumbían a mí. Dougie no me importaba lo más mínimo, pero gracias a su problema, Jazzie y yo nos estábamos distanciando.

- Estúpido niñato...

- Perdone, ¿quiere algo? - susurró alguien desde atrás.

Me giré y vi a un señor de mediana edad, con gafas redondas (que creo que sacó del siglo pasado), un bigote un tanto abundante y un traje elegante. Uno de los hombres más graciosos que he visto nunca. Y de los más ridículos...

- ¿Por qué voy a querer algo?

- Supongo que si ha venido aquí es por algo. - respondió - ¿O no busca nada en concreto?

No entendí nada de lo que me decía hasta que miré dónde estaba: una librería.
Por qué estaba allí, no tenía ni idea; qué buscaba...tampoco. Mi subconsciente era muy raro cuando quería.

- Eh...no, no, sólo quería mirar.

El señor se fue con una media sonrisa y me puse a mirar los libros para quedar bien. Pasé por todas las calles, miré todas las estanterías e intenté comprender por qué a la gente le gustaba leer, pero no lo conseguí.
Cuando me cansé de dar vueltas me dispuse a salir, pero algo me hizo ir hasta el dependiente (o dueño, porque allí no había nadie más) y preguntarle.

- Perdone. - llamé la atención del señor - Busco un libro.

- ¿Cuál?

- Memorias de Idhún.



Me llevé más de tres meses sin salir de casa, pero a Jazzie no parecía importarle. No me llamaba, ni si quiera me pedía perdón por dejarme plantado...se limitaba a mandarme algún que otro mensaje en el que me decía que quedaríamos al día siguiente.

Hasta que me harté (o hasta que me quedé sin entretenimiento), y fui a su casa para ver qué estaba pasando. ¿Lo primero que me encontré? La policía. Al parecer sí que estaba pasando algo serio...

- ¿Qué hacen aquí? - pregunté corriendo cuando vi a Jazzie.

- ¡Danny! No deberías de haber venido...

- Jazz, eres mi novia...¿por qué no me dejas ayudarte?

Se encogió de hombros y se tiró a mis brazos, donde yo la recibí sin ningún reparo.
En esos momentos me dio bastante pena...no paraba de llorar en mi pecho y eso no hacía más que ponerme más nervioso. Había pasado algo grave, eso era obvio, pero no podía imaginar el qué.

- ¿Qué hacen aquí? - volví a preguntar.

- Han venido por Dougie.

- ¿Qué? ¿Tu hermano es un ladrón o algo así? - pregunté bromeando.

- No tiene ninguna gracia Danny, no hables sin saber.

No me dejó responderle porque se fue enfadada con su madre.
Ambas lloraban mientras los policías decían algo que no llegaba a escuchar y se iban. Dougie no estaba por ninguna parte, pero la luz de su habitación estaba encendida.

- Hola Sam...¿puedo pasar?

Ella asintió sin tan si quiera mirarme y Jazzie ignoró por completo mi presencia. No entendí por qué se quedaban fuera...los policías se habían ido y ya no era necesario estar ahí, ¿qué pasaba y por qué nadie me lo contaba?

Subí decidido las escaleras y me encontré al pequeño bicho repelente en su postura habitual. Mirada hacia la ventana, piernas cruzadas...y esta vez una venda en la muñeca.

- ¿Me puedes explicar qué está pasando?

- ¿Me dices tú por qué eres tan feo? - esperó unos segundos - No, no me lo dices.

- No creo que sea momento de hacer bromas...

- ¿Quién ha dicho que es una broma?

Respiré hondo varias veces sin moverme del sitio y decidí comenzar a hablar.
Quería dejarle claro que si tenía un problema con el resto del mundo, no era mi culpa. Probablemente yo fuera la única persona que accedería a pedirle perdón así como así...es más, seguro que era la única persona que accedía a hablar con él.

- Yo no tengo la culpa de que seas antisocial. - le dije - Eso es cosa tuya.

- ¿Cosa mía? Claro, la gente nunca hace nada...siempre es Dougie.

- ¿Quién si no? Si no te tragan será por algo, digo yo.

- Sí, por ser como soy físicamente. Ni si quiera se han parado a decirme hola, así que no hables tan rápido. - contestó - Adiós.

Entendí que quería estar solo, o más bien, que no me quería con él. Aún así decidí no irme, tenía muchas preguntas en la cabeza y sabía que él era quien iba a respondérmelas.

- ¿Piensas mirarme? - pregunté.

- ¿Para qué? Estoy mejor viendo las nubes.

- Está bien...¿y me cuentas qué hace la policía aquí?

- ¡Déjame en paz! - gritó - ¡Deja de meterte en mi vida y vete a follar con mi hermana!

Confieso que esa reacción me sorprendió demasiado. No sabía que alguien tan pequeño era capaz de chillar tanto...
Al parecer debía irme, nadie me quería en esa casa y tampoco confiaban en contarme qué pasaba así que...era momento de volver.

- Una cosa. - me giré antes de irme - ¿Eres un asesino?

- ¿Qué? ¡Pero tú eres gilipollas! Deja de ver películas, anormal.

- Vale vale, tranquilo. Sólo era para comprobar una cosa.

Bufó esperando a que me fuera y cumplí su deseo.
Salí de la casa con un simple adiós al que nadie contestó y me tiré todo el camino pensando en la situación. No conseguía encontrarle ninguna explicación, y encima Dougie no me había mirado a los ojos...por lo que no podía leer lo que sentía.



Una semana. Había pasado una maldita semana desde que los policías estuvieron en esa casa. Y desde entonces, no había ido ni había visto a Jazzie.
Me preguntaba diariamente qué estaba pasando por allí, pero en cierto modo me daba miedo volver. ¿Qué podría encontrarme esta vez?

- ¿Jazzie? - contesté al teléfono.

- Danny...¿qué tal va todo?

- Eh...bien, supongo. - respondí - ¿Por allí?

- Regular. Me gustaría que vinieras, quiero contarte lo que pasó...

Ni si quiera contesté; colgué y me fui corriendo a su casa.
No sabía por qué ahora sí quería contármelo, pero tampoco me interesaba. Yo sólo necesitaba saber qué era lo que le pasaba a Dougie, necesitaba que Jazz y yo volviéramos a estar como antes.

- ¡Has venido! - exclamó - Como me has colgado pensaba que...

- Vamos dentro y cuéntame.

Asintió extrañada por mi interés y nos sentamos en su sofá con dos tazas de café en nuestras manos.
El ambiente estaba cargado, era incómodo estar así con ella...a pesar de conocerla como si hubiéramos estado toda la vida juntos, me parecía tener delante de mí a una Jazzie distinta. Su mirada era fría y débil, me recordaba a la de su hermano.

- Verás...recuerdas que estaba la policía, ¿no? - asentí - Dougie...mi hermano...él...

- ¿Qué hizo?

- Intentó suicidarse.

Abrí los ojos desmesuradamente, creo que me esperaba cualquier cosa menos eso.
¿Cómo podía tener un chaval de diecisiete años pensamientos suicidas? ¿Acaso no era consciente de que tenía una larga vida por delante?

- ¿Qué? Jazzie, yo creo que tu hermano...joder, tiene un problema gordo.

- ¿Me lo dices o me lo cuentas? - replicó molesta - Perdona, pero es que...hay algo más que no te he contado. Estos días un psicólogo ha estado viniendo a verlo; dice que...bueno, que Dougie es bipolar.

- ¡Venga ya! ¡Medio mundo lo es!

- No Danny, no bipolar de eso...bipolar de verdad, de tener esa enfermedad.

Mis músculos se tensaron.
No me imaginaba algo así...creo que estaban siendo demasiadas noticias fuertes en una sola mañana, no me daba tiempo de asimilarlas.

- Y quiero pedirte un favor. - me dijo suspirando.

- ¿Cuál?

- Que subas a hablar con él. Dan, sé que te parece una tontería...pero creo que al ser un desconocido puedes sacarle el por qué intentó suicidarse.

Tardé bastante en decidirme, y aunque me pareció la peor idea del mundo, acepté. Supongo que a pesar de todo, Dougie era el hermano de mi novia, así que en cierto modo me sentía obligado a ayudarle.

- Toc toc. - dije abriendo - ¿Puedo pasar?

- ¿Estamos en un concurso de preguntas estúpidas? No, no puedes.

- ¿Siempre eres así de simpático?

No me contestó ni me miró, se limitó a mirar por su adorada ventana y se tapó las piernas con una pequeña manta azul.

- ¿Por qué lo hiciste?

- ¿Sigues picado porque me comí tus hamburguesas?

- Me refiero a eso. - señalé su muñeca - Sé lo que pasó.

- No tienes ni idea, así que deja de molestar.

Suspiré conteniendo mi ira y me senté en la cama bastante alejado de él.
Ya no tenía las vendas, pero al ver que me había quedado observando lo que se había hecho, escondió sus manos debajo de la manta.

- ¿Sabes? Me leí el libro que me dijiste...bueno, los tres.

- ¿De verdad? - preguntó mirándome - Vaya...

- Quería saber quién era ese tal Kirtash.

Hizo un leve movimiento de cabeza y desvió de nuevo su mirada.
El silencio era muy molesto, podía escuchar su respiración lenta y tranquila, y eso hacía que yo me pusiera nervioso.

- ¿Y qué piensas? - preguntó por fin.

- Que si no eres un asesino, no sé por qué piensas que eres como él.

- Bueno, él no es sólo un asesino...

- No creo que seas tan malo como él.

- No me conoces. - replicó - Y tampoco quieres hacerlo.

Sus palabras me molestaron. Daba por hecho que yo no quería conocerle (cosa cierta), cuando era él quien no me dejaba acercarme ni intentar ser amable. Sí que era cierto lo de su enfermedad...

- Quizás porque no me dejas. - le dije - Mira, sé que tienes un problema, al igual que sé que te caigo mal pero...¡yo no te he hecho nada!

- ¿Y entonces quién tiene la culpa de que me quisiera suicidar?

- ¿Qué? ¡Y yo qué sé!

Estaba alucinando, al parecer ahora yo era el culpable de que el chaval saliera rarito y se quisiera morir tan pronto.
Miré sus ojos para ver si estaba bromeando, pero iba totalmente en serio. Me estaba culpando indirectamente de algo muy grave, y eso no era justo.

- Yo-no-te-he-hecho-nada. - sentencié - Si te sientes mal porque la gente no te habla, ¿qué tengo yo que ver?

- Nada, tú nunca tienes nada que ver...tú vives en tu propio mundo de tetas y gominolas.

- ¿Pero tú de qué vas? Tío, me tienes harto. Intento controlarme porque no quiero hacer las cosas más difíciles para tu familia ¿sabes? Pero no te mereces nada.

- ¿No te pica la curiosidad de por qué dije que soy como Kirtash? - preguntó mirándome fijamente.

Me callé unos segundos mientras apreciaba el color de sus ojos. Eran bonitos, una mezcla entre gris y azul...y con algunos tonos verdes alrededor. El problema estaba en lo que esos ojos expresaban: odio, desprecio, asco...¿tristeza? Nada bueno hacia mí.

- Supongo...

- Si te has leído la historia sabrás que él estaba enamorado, ¿no? - asentí - ¿Y qué pasó?

- Pues...no sé, el chaval no era precisamente bueno y se enamoró de la persona equivocada. Creo.

- Exacto. ¿Sabes lo que es enamorarte de alguien a quien no puedes pertenecer? - me encogí de hombros - ¿Verlo diariamente y saber que es imposible que sienta lo mismo?

Me limitaba a escuchar en silencio, Dougie estaba escupiendo sus palabras y en parte se estaba sincerando conmigo. Pensé que sería mucho mejor quedarme callado hasta que me contara sus problemas...y no me equivoqué.

- ¿Lo sabes, Danny?

- Bueno...yo tengo a tu hermana desde hace mucho tiempo...ya sabes. - respondí - Pero supongo que es duro...¿eso te pasa?

- ¿Tú qué crees? Es que...joder, soy gilipollas. Vete.

- ¿Qué? ¡No! Dougie, estabas contándome lo que te pasa...quiero saberlo. - le miré - ¿No podemos ser amigos?

- ¡No, yo no quiero que seamos sólo eso!

Su grito resonó por toda la casa, o por lo menos eso me pareció a mí.
O me estaba volviendo loco, o eso significaba que la persona de la que estaba enamorado...¿era yo? ¿Danny Jones, el novio de su hermana? ¿Entonces Dougie era gay? No...había malinterpretado las palabras.

- N-no te entiendo...

- Sí que lo haces, pero no quieres entenderme. - replicó serio - No preguntes por qué, ¿vale? No lo sé. Y sí, soy homosexual. Y nadie lo sabe porque a nadie le interesa, ya que nadie se preocupa por entablar una relación mínima conmigo.

- Yo lo intenté y me trataste como si fuera la última mierda.

- ¡Me gustas y eres el novio de mi hermana! Ella te quiere, supongo que tú también a ella y...¡joder, duele! - gritó - Duele veros como para encima tener que llevarme bien contigo. ¡Reaccioné así porque pensaba que dolería menos!

- ¿Y lo hace?

No sé por qué lo pregunté, supongo que estaba demasiado asombrado por la confesión y necesitaba saber sus sentimientos con todo detalle.

- No, no ayuda en absoluto.

- Tú...¿lo de la muñeca te lo has hecho por mí? - pregunté asustado - Dougie...yo...entiéndeme, n-n-no me gustan los chicos y...

- No fue por ti, quita esa cara de haber visto a un fantasma. Fue por cómo me siento con todo en general, pensé que era la única salida.

- No lo es, hay muchas cosas por hacer y...si no te comportaras como lo haces conmigo, estoy seguro de que puedes tener muchos amigos.

- Lo siento, de verdad. - me miró medio llorando - No quería joderte...¡la estúpida enfermedad no ayuda! A veces soy idiota sin quererlo...simplemente me sale así.

Asentí intentando sonreírle y agachó su cabeza a la vez que sus hombros temblaban.
No era nuevo en ésto, y estaba más que claro que estaba llorando. Nunca se me dieron bien esas situaciones, odiaba ver a la gente llorar porque me costaba reaccionar, pero lo único que se me ocurrió hacer fue abrazarle.

- No llores ¿vale? - le susurré - Tienes una madre y una hermana que te quieren mucho...ser bipolar no es tan malo, es algo que se puede superar. Y si quieres yo puedo ayudarte.

No me contestó con palabras, pero me apretó más fuerte contra su cuerpo.
Ahí me di cuenta de que el problema fundamental de Dougie no era ser un pollito antisocial ni ser bipolar, era que necesitaba cariño. Por mucho que a veces lo neguemos, todos lo necesitamos.

La vida no está hecha para vivirla en soledad, si no para compartir todos los momentos con otra persona. Puede ser con tus amigos, con tu familia...con tu pareja; puede ser con tu mascota. Lo único que tengo muy claro, es que no puede ser solo. Pero eso a Dougie no le pasaría, ahora yo estaba ahí y pensaba ayudarle en todo y protegerle de todos. ¿Por qué no darle una oportunidad para ser amigos?

Bipolar. Parte dos.

Pues eso...parte dos, la tres la subiré pronto también. Ya que lo tengo escrito y que nadie me lee..(a excepción de tres personas, gracias :3) pues subo rápido. Hope you like it!


¿Nunca te ha pasado que de repente algo que odias se convierte en tu adicción?

Llevo más de un mes jugando a ser el canguro de un chaval que tiene un año menos que yo. Hasta ahí, nada tiene sentido.
La peor parte llega, cuando ese chaval no soporta ni que lo mires. Llega a ser tan incómodo que me dan ganas de tirarme por el balcón, pero no es que sea muy alto.

- ¡Danny! - me gritó mi novia sacándome de mis pensamientos.

- ¿Qué, qué pasa?

- Mi tía ha tenido un accidente y voy a ir con mi madre al hospital...¿puedes...

- No, no no no. Ni en broma, es que ni aunque me den dinero. - contesté rápido - No pongas ojitos Jazz, no pienso pasarme Dios sabe cuántas horas con tu hermano. No.

Me llevé negando su petición más de diez minutos, y aunque empezaba a estar cansado no iba a rendirme.
¿Quedarme con eso? No, no estaba dispuesto. Esta vez ni polvo ni nada, ya podía hacer lo que quisiera que no iba a convencerme.

- Vamos Dann...no será mucho tiempo. - me dijo remolona - Por favor...

- He dicho no.

- Cuando vuelva tendremos tiempo para nosotros...de verdad. - se acercó a mi oído y susurró - Podremos hacer todo lo que quieras.

Probablemente ya os lo hayáis imaginado, pero sí, accedí.
La última frase hizo que algo (cuya situación geográfica está debajo de mis calzoncillos), se despertara. No pude evitarlo y pronuncié la palabra maldita: sí.

Gracias a la gran capacidad de pensamiento que tiene mi miembro viril, tuve que aguantar al adorado hermano de mi novia; y para colmo, era la hora de la comida.
No tengo nada en contra de comer en compañía (aunque la compañía sea una mierda), pero Sam había dejado caer alguna vez que Dougie era muy especial comiendo.

- ¿Qué quieres comer? - pregunté entrando en su cuarto sin llamar.

Dougie no me contestó, y por primera vez, no fue por ignorancia.
Estaba en la misma posición que el día en que lo conocí, pero esta vez con la cabeza escondida entra las piernas. ¿Le pasaría algo? No me importaba, yo sólo quería saber qué iba a comer.

- Eh, tú. - le di varios golpecitos en el hombro.

- ¿No sabes llamar a la puerta o qué?

- ¿Acaso te habrías enterado con esa mierda?

- La música no es mierda. - dijo muy serio.

- Créeme, lo sé.

- Pues no lo parece. Ahora, ¿qué quieres?

- Que bajes a la cocina y me ayudes a hacer de comer.

Salí del cuarto dando un fuerte portazo y bajé bastante molesto.
¿Pues no lo parece? ¿Quién era él para decir lo que parece o no? ¿Quién era para juzgarme? Ah sí, un niñato mal criado que se creía lo mejor del mundo.

Eso era lo que más me molestaba de él, su ego.
Entre todas las personas con personalidades detestables que había conocido en mis dieciocho años de vida, él se llevaba el premio a la peor.

- Arrogante, idiota, pesado, borde... - susurré mientras sacaba una cerveza - ¡Y siempre a la defensiva el muy anormal!

- Yo no estoy a la defensiva.

Me giré aún siendo obvio quién era la persona que me había dicho eso y arqueé una ceja como muestra de no estar de acuerdo.
Puede que mi cabeza no estuviera muy bien organizada, pero había algunas cosas de las que estaba totalmente seguro; y una de ellas, era que Dougie actuaba conmigo a la defensiva.

- No, qué va.

- ¿Puedo darte un consejo? - siguió sin echar cuenta a mi negación - Deja de creer que uno de tus idiomas es el sarcasmo, se te da fatal.

Le lancé una mirada de odio y conté hasta diez mentalmente.
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10..¿y si mejor contaba hasta cien? A lo mejor al terminar de contar Jazzie ya estaba de vuelta y yo podía ser libre como una mariposa.

- Te pregunto por última vez: ¿qué quieres comer?

- Me apetece una pizza. - respondió rápido - Pero no hay.

- Pues dime otra cosa.

- No, quiero pizza.

- Yo quiero salir de esta casa, y mira cómo vamos. - repliqué.

- Puedes irte eh, no vendrá el coco.

Por un momento me planteé esa opción, pero la imagen de mi novia diciéndome cosas al oído hizo que me quedara sin pensarlo demasiado.
Dougie era un coñazo, un inmaduro, un imbécil...era muchas cosas, pero no me iba a arruinar mi vida sexual.

- Prefiero quedarme. Ya sabes, por si acaso. - bufó - Voy a comer hamburguesas..¿vas a querer o esperas que el coco te traiga la pizza?

- Espero a que me la traiga. ¿Cuándo vas a ir a por ella?

- ¿Qué? - abrí los ojos a la vez que levantaba ambas manos - Sigue soñando si piensas que voy a ir a por una pizza para ti...es que ni de coña.

- Como quieras, mi hermana no estará muy contenta cuando sepa que me he muerto de hambre.

Cinco minutos después, me encontraba saliendo por la puerta en busca de la pizzería más cercana.
La situación comenzaba a parecerme realmente absurda, me estaba dejando manipular por alguien que hablaba como si tuviera diez años menos. Estaba permitiendo que él ganara, y eso no era posible.

Estuve más de una hora en la calle, muerto de hambre y de frío, esperando a que esa estúpida pizza que Dougie me había pedido se hiciera. ¿Desde cuándo dejan a los clientes esperando en la ventanita esa fuera? Cosas denunciables que nos rodean en el día a día y que a mí me ponen nervioso.

- He vuelto. - anuncié mirándolo.

- Genial.

- Aquí tienes tu pizza especial con mucho pimiento, poco queso y lo justo de tomate. - se la puse en la mesa - ¿Puedo comer ya?

- Claro, no hay nada que te lo impida, ¿no?

Su tono. Su maldito tono de voz.
Esa forma de contestar sarcásticamente siempre que hablaba conmigo o de vacilarme en cualquier tema, sin importar si llevaba razón o no. Creo que mi odio hacia Dougie es totalmente comprensible.

Fui a la cocina en busca de las hamburguesas que había dejado en el microondas, y cuando lo abrí no había nada.
Mi plato, el plato en el que había dos trozos de carne protegidos por esos panes con pipas en la parte de arriba, no estaba. Mi comida NO estaba. ¿Me estaba gastando una broma o mis hamburguesas se habían puesto la capa de invisibilidad?

- ¿Dónde está mi comida? - le dije serio.

- Tú sabrás, si eres despistado no es mi culpa. Eso a la peluca esa, que te deja más tonto...

- Dame-mi-comida. - ordené - Con la comida no se juega.

- Frase sabia, con la comida se come.

- ¡Que me la des!

- ¿Pretendes que vomite?

Me costó más segundos de lo normal pillar el por qué de su pregunta, pero en cuanto entendí que se había comido mi almuerzo, todo mi cuerpo se tensó.
Que conste que no me enfadé por no tener qué comer (que también), si no porque me había hecho recorrer más de tres calles en busca de esa asquerosa pizza que ni si quiera a él le gustaba sólo para joderme y comerse mis hamburguesas.

- ¿Me explicas de qué coño vas, Dougie? - pregunté acercándome.

- Tranquilízate, no es mi culpa que hayas tardado tanto...

- No me tranquilizo, porque me tienes hasta los huevos. ¿Ves normal que me haya llevado una hora en la calle para ésto? Dime si lo ves normal, por favor.

- Pues no sé, ¿tú qué piensas? Yo opino que las hamburguesas estaban muy ricas.

Esa frase hizo explotar a mi botón de autocontrol y me acerqué más de lo debido agarrándole con fuerza por la camiseta.
Le miré a los ojos intentando descifrar por qué, por qué tanto odio hacia una persona a la que no conocía de nada. Por qué tanto desprecio hacia mí.

- Hay más hamburguesas en la despensa.

- ¿No entiendes que me suda la polla comerme un trozo de carne? - le zarandeé - ¡Que me estás jodiendo los días desde que te conocí y sin motivo!

- Suéltame.

- ¿O qué? ¿Suéltame o qué?

- O me pongo a gritar. - me amenazó.

- Oh, te va a escuchar tanta gente que ni van a caber en la casa. - ironicé - Te recuerdo que tu hermana y tu madre están en el hospital. Lo que no sé es por qué no estás tú con ellas...¿no es tu tía? ¿También eres un sobrino de mierda y por eso no vas?

Era consciente de que mis palabras podían hacerle daño a una persona normal, pero estaba más que convencido de que a él no le afectaban lo más mínimo. Es más, pensaba que él ni escuchaba lo que le decía, pero me equivoqué.

Me di cuenta de que estaba equivocado cuando su mirada, aún clavada en mí, expresaba algo que no era odio, si no tristeza. Cuando el gris se empezó a rodear de pequeñas lágrimas y el labio le temblaba superficialmente. ¿Iba a llorar?

- Olvida eso. - me disculpé indirectamente soltándole.

- ¿Por qué, acaso no es la verdad?

- No lo sé, yo no te conozco. Lo he dicho porque pensaba que no te haría daño.

- Vaya, qué buena persona.

Me fui de nuevo a la cocina ignorando sus palabras y me apoyé en la encimera bastante agobiado.
¿Qué mierdas tenía ese niño en la cabeza? ¿Era feliz? ¿Se quería tanto como demostraba ante mí? Demasiadas preguntas, y en mi cabeza, ninguna tenía respuesta. Tampoco me interesaba encontrarlas.

Estaba harto.
Yo no tenía por qué cuidar, ayudar o lo que fuera a Dougie, no tenía. Nadie me ponía una pistola en la cabeza por ello, tampoco era de mi familia ni me importaba lo más mínimo. Por lo que...¿qué hacía allí?

- Que sepas que tú tampoco dominas el sarcasmo. - espeté antes de abrir la puerta - Si te da la gana, dile a tu hermana que me llame luego.



Por culpa de esa tarde, me cayó una bronca descomunal y dos días sin darle cuerda a mi cajita de música. (Sí, estamos hablando de mi soldado particular)
Jazzie se enfadó porque dejé a su hermano solo y no había cumplido la promesa de estar con él hasta que ella volviera.

- Lo siento. - le dije.

- Deja de pedir perdón Danny, sabes que ya está olvidado.

- Si estuviera olvidado no me obligarías a hacer ésto.

Estábamos a dos pasos de la habitación de su hermano, a la que yo debía de entrar con una gran sonrisa (por supuesto fingida) y pedir perdón. YO. A ÉL. Sin sentido, ¿verdad? Pero sí, lo iba a hacer. Porque sí, todo tenía su recompensa.

- No seas bruto y limítate a pedirle perdón. - me aconsejó Jazz tras besarme.

- ¿Quieres algo? - asentí - Supongo que te tengo que dejar pasar...

Dougie abrió la puerta no muy animado y entré sin tocar ni fijarme en nada.
Mi único objetivo en ese momento era hacer el ridículo para así poder darle de comer a mi pequeño amigo.

- Voy a ser breve. - le dije - Tu hermana me obliga a pedirte perdón, así que...lo siento.

- Gracias por tu perdón falso. ¿Quieres un pin de la Esteban? Los tengo personalizados.

- Muy gracioso. ¿Me disculpas o no?

- Claro que no. - respondió - Y ahora, te invito con toda mi bondad a girar el pomo de la puerta y salir. Gracias por su visita.

Cerré los puños enfadado.
No entendía cómo lo hacía, pero conseguía que me enfadara en menos de diez segundos con una simple frase. Era tan repelente...

- No me voy hasta que no me digas qué te pasa. - medio grité - ¡Tú tienes un problema tío! Y el problema es que juzgas a la gente sin conocerla, o por lo menos a mí. Por qué conmigo eres el antipático y cabrón, ¿eh? Que yo sepa no he hecho nada para caerte mal, pero claro, como tú eres el mejor pues...haces lo que te de la gana.

Esperé, esperé más de dos minutos a que me dijera algo.
Esperaba un grito, una broma de mal gusto e incluso un puñetazo en el ojo que hubiera sido tan nulo como intentar estornudar con los ojos abiertos.
Pero no dijo nada. Se sentó en la cama, cruzó las piernas al estilo indio y miró por la ventana, como hacía siempre.

Esta vez sus ojos volvían a expresar tristeza, miedo...desengaño.
Se podía apreciar en cada capa de color un sentimiento distinto, pero ninguno era bueno. No podía entender esos cambios...eran demasiado raros.
Como no le vi con ánimo de contestar, me dirigí hacia la puerta, y cuando estaba a punto de salir, su voz llamó mi atención:

- ¿Has leído alguna vez Memorias de Idhún?

- No. - respondí girándome.

- Pues aunque no me entiendas, yo sería como Kirtash.

Volvió su mirada para la ventana y no tuve más remedio que salir sin comprender una sola palabra.
Aunque cuando vi a Jazzie eso dejó de preocuparme, la agarré de la cintura acercándola bruscamente hacia mí y empezó la diversión.

Bipolar. Parte uno.

Here I am with a Pones! e.e'
Yep, Pones de tres partes...que aunque seáis tres gatos por este blog os lo agradezco mucho, enserio. Sobre todo a Gemma en este caso, que me ha comentado de forma bastante detallada cada parte (sí, lo ha leído antes) y me ha hecho sentir bien.
En cuanto al Pones...no hay ninguna advertencia, sólo que no es un Pones común de toda la vida en el que se quieren y aman, eso es todo. Btw, me ha gustado mucho escribirlo so...¡espero que os guste leerlo! <3

A veces la persona menos esperada consigue abrirte los ojos.

Cuando tienes dieciocho años recién cumplidos, una novia con un buen par de tetas y toda la vida por delante, los problemas no existen. Por lo menos no en mi caso, donde los problemas me los paso por la entrepierna.

Caminaba por las frías calles de Bolton con mi novia, ambos cogidos de la mano mientras mirábamos todas las tiendas sin interés alguno.
Hace más o menos un año que salgo con Jazzie, y para qué mentir, lo que me llamó (y por qué no, me llama) la atención de ella es su físico. Rubia, ojos claros, buen cuerpo...¿qué más se puede pedir?

- Oye Danny...me gustaría que habláramos sobre algo... - dijo indecisa.

- Eh..vale, ¿qué pasa?

- ¿Recuerdas a mi hermano? - asentí sin tener ni idea - Pues...ya sabes que últimamente tenemos problemas económicos y mi madre está trabajando mucho más...

- ¿Y qué pasa, qué tiene que ver tu hermano?

- Que voy a tener que cuidarlo. - soltó rápidamente - Y si salimos, él tendrá que venir también...

No entendí absolutamente nada.
¿Su hermano? ¿Salir con nosotros? No creí que eso fuera necesario, más que nada porque su hermano era mayor que ella...no tenía ningún sentido.

- A ver...espera que me sitúe. ¿Por qué vamos a vigilar a tu hermano cuando es mayor que tú? - le pregunté - Es ridículo.

- No, no lo es. Tú...Danny, en todo este tiempo nunca te he hablado de él, pero no es como los demás.

- ¿Es homosexual? - negó sorprendida - ¿Bisexual? ¿Hemafrodita?

- ¡Deja de decir tonterías! Es sólo que no está acostumbrado a salir. No le gustan las fiestas, ni el alcohol, ni las discotecas. Es más, odia todo eso.

Jazzie siguió hablando mientras yo fingía estar escuchándola, pero lo que realmente hacía era imaginarme a su hermano.
Por lo que me había descrito, encajaba perfectamente en lo que yo llamaba 'pollito antisocial'. ¿Por qué pollito? Pues porque esos animales se esconden en los huevos, ¿no? Pues las personas así hacen lo mismo, se crean una cáscara (que viene a ser su habitación) y se quedan ahí toda la vida.

- ¿Me estás escuchando?

- Sí, claro. - mentí.

- Entonces...¿vamos a hacer lo que te he dicho?

Amigo, por muy bien que quedes, nunca digas que has escuchado a alguien a quien no le has prestado la más mínima atención. A veces funciona y complaces a esa persona, pero en otras..en otras te pasa lo que a mí; terminas metido en un lío por participar en algo que no tienes ni idea de lo que es.

- Eh...no sé Jazz...

- Venga Danny...por favor... - me contestó ronroneando - Es una chorrada...por fi...

Terminé asintiendo como un idiota cuando me dio un tímido beso detrás de la oreja. Nótese la ironía cuando digo tímido, por favor.
Digamos que aunque no tenía ni idea de en qué estaba metido, era feliz. Hacerle un favor a mi novia significaba que ella me lo iba a devolver de alguna forma...no sé si me pilláis. A los que seáis un poquito cerrados de mente, os lo digo: soy de carne fácil y esa noche follé como nadie.



Después de un fin de semana bastante movidito, llegó el momento más esperado para mi novia, y en parte, para mí.
Estábamos a punto de llegar a su casa para hacer ese 'algo que no escuché', ambos cogidos de la mano, como íbamos siempre.

- ¡Chicos! - exclamó su madre abrazándonos - Qué guapo estás, Danny.

- Mamá...no empieces, por favor.

Estaba bastante acostumbrado a saludos como ese y no me molestaban lo más mínimo, pero Jazzie siempre terminaba muerta de vergüenza a causa de las palabras de su madre.

- ¿Dónde está Dougie?

- Joder, pensaba que el perro se llamaba Banana... - susurré.

- ¿Qué?

- Nada nada, que...¿por qué no lo buscamos?

Ella me sonrió un poco asombrada (no entendí por qué) y subimos al piso de arriba.
Mientras yo miraba al suelo esperanzado por ver una bola de pelo blanco, Jazzie gritaba su nombre y se dirigía a la habitación del fondo.

- ¿Dónde vas? - le pregunté.

- A su habitación, seguro que está ahí.

- ¿Tenéis habitación para el p...

No pude terminar porque mi novia abrió la puerta y me dejó ver al propietario de la habitación; que por supuesto, no era un perro.
El tal Dougie estaba sentado en una silla de estas blanditas que giran (también llamadas sillas para el ordenador), con los cascos puestos y mirando por la ventana. No tuve que pensar mucho para saber que Dougie era su hermano.

- ¡Dougie! ¡Dougie! - gritaba Jazz sin respuesta - ¡Dougie!

El chico se giró desconcertado y miró a Jazzie con una tímida y casi inexistente sonrisa mientras apagaba su aparato de música y lo dejaba en la cama. Ella se tiró a abrazarlo y nuestras miradas se cruzaron.

Me he peleado muchas veces con chicos de mi edad, otras muchas con mi padre y sobre todo, con el dependiente de la tienda de golosinas cuando era más pequeño; pero ninguno me habían mirado de esa forma.

- Dougie, éste es Danny. - nos presentó su hermana.

- ¿Por ésto estás enchochada? - preguntó - Pues vaya...

- Yo también estoy encantado de conocerte.

Esbocé la sonrisa más falsa e irónica que tenía, pero él ni si quiera se molestó en devolvérmela.
Me fijé un poco en sus pintas y reí en mi cabeza: era la definición gráfica de 'pollito antisocial'. Creo que aunque no lo conociera, inventé ese mote expresamente para él. Pequeño, rubio, ojos grises, piel blanca y a la vista, suave. ¿Tendría también pluma?

- Te vienes a comer con nosotros...¿no? - le preguntó Jazzie.

- No, gracias.

- Dougie...hemos venido expresamente para ir los tres a comer...

Hola, ese es un dato del que aquí Daniel no estaba informado.
Probablemente formara parte de esa conversación en la que no estuve precisamente atento.

- Me da igual Jazz, no pienso ir a comer con él. - me señaló - No me apetece ver su cara, no me parece agradable.

Abrí los ojos desmesuradamente y si no fuera porque mi novia me sacó a empujones de la habitación, le habría contestado como se merecía.
¿Quién se creía que era para hablarme así? No nos conocíamos de nada, ni si quiera le había hablado y me despreciaba. Pedazo de educación...

Bajé las escaleras rápidamente mientras Jazzie hablaba con su adorado hermano y busqué a su madre para decirle que me iba.
No pensaba consentir que un estúpido rubio de medio metro me tratara así, y mucho menos iba a hacer de hermano mayor con él cuando probablemente tenía mi misma edad.

- ¡Sam! - dije al verla - Que...me tengo que ir, ¿puedes decirle a Jazzie que luego la llamo?

- Claro, pero, ¿ha pasado algo?

- No no, tranquila. Es sólo que mi madre me ha llamado y han surgido unas cosas. - improvisé - Siento no poder ir a comer con Dougie pero...

- No importa, no creo que a él le apetezca mucho...¡le daré tu mensaje a Jazzie, adiós!

Me despedí con la mano después de que ella me espachurrara y caminé a un paso ligero por si Jazzie me veía y salía corriendo para detenerme.
Durante el camino estuve pensando en lo que había dicho Sam antes de que me fuera: no creo que a él le apetezca mucho... ¿Mucho? ¡No le apetecía nada! Al parecer no le agradaban mucho las visitas...



Conforme los días iban pasando, mi indiferencia hacia Dougie aumentaba.
Su hermana había conseguido que se comportara conmigo y no me insultara sin venir a cuento, pero si las miradas matasen...yo sería más que hombre muerto.

Estábamos colocando alguna que otra tontería en el jardín, a Jazzie le apetecía hacer picnic esa noche y obviamente yo no iba a negarme. El problema vino luego, cuando recordé que estar en esa casa implicaba estar con Dougie. ¿Quién estaba ahí arriba y por qué me había mandado a ese microbio?

- ¡Dougie! - gritó Jazz - ¡Ayuda a Danny mientras cojo comida!

Podría jurar que ambos resoplamos a la vez, pero probablemente ella fingió no escucharlo. Odiaba que no nos habláramos, pero sabía perfectamente que era por culpa de su hermano...ella misma admitía lo antisocial que era Dougie.

- ¿Qué tengo que hacer? - preguntó mirándome frío.

- Si puedes ir poniendo el mantel, por favor...

No me dirigió ninguna palabra más; cogió el mantel de mala gana y lo puso a su manera. Su manera tremendamente horrorosa.
Pensé que lo había puesto así de broma, pero al ver que se volvía a colocar en la misma posición que antes, me di cuenta de que iba muy enserio.

- No sé qué gracia le ves. - dije colocándolo bien - Si no quieres ayudar, dilo.

- ¿Qué? Lo he puesto lo mejor que he podido.

- Sí, y yo soy rubio. Lo que pasa es que me quedé calvo y decidí ponerme una peluca castaña, para innovar. - ironicé.

- Ya decía yo que esas calvas que tienes eran sospechosas...

Respiré hondo, sabía que me intentaba provocar para que así me peleara con Jazzie, me fuera de su casa y él se saliera con la suya, pero no iba a permitirlo.
Tras mucho luchar con mi 'yo agresivo', le ignoré y seguí con lo mío, como si no existiera.

- A mi hermana no le gustan esas galletas.

- Sí le gustan.

- Te digo yo que no. - repitió - Siempre las ha odiado.

- ¡Pero si siempre se las compro!

- Te mentirá para tenerte contento. Eso hacen todos con todos, ¿no?

Me dedicó una de esas miradas que traspasaban y se encogió de hombros completamente seguro de que tenía razón.
Muchas veces lo hacía, soltaba una frase más o menos filosófica y se quedaba tan pancho. Puede que a él le pareciera normal en su maravilloso mundo de extraterrestre, pero a mí siempre me dejaba con cientos de dudas rondando mi cabeza. Estaba muy claro que Dougie era lo único malo que tenía salir con Jazzie.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Do you remember? Parte tres.

¡Sí, por fin tengo la tercera parte!
Siento la tardanza, pero como nadie me lee en este blog pues..me lo tomo con calma. xDDD Se lo dedico a Clara, que para algo el personaje está basado en ella/yo, que viene a ser lo mismo. Lof yu!
Y..eso, espero que os (JAJAJA "OS", SI NO HAY NADIE POR AQUÍ) guste:)

Le miro a los ojos y sé que está diciendo la verdad, sé que en su cabeza también están todos esos recuerdos. Y aunque me guste tenerlo aquí, odio recordar lo que llegamos a ser. Parecía que estábamos hechos para estar juntos..pero se ve que no fue así.

- Dougie.. - le llamo - creo que tienes un motivo para estar hablando ahora conmigo. Y también creo que deberías decirme cuál es.

- Probablemente la culpa de que yo esté aquí la tenga Tom. - ríe - ¿Sabes? Me ha obligado a venir..

- ¿Por qué? Tom es idiota. Monoso pero idiota.

- Porque te echo de menos Clarie, y todos lo saben.

Me quedo en silencio, no sé qué contestar a eso.
Es cierto que yo también le echo de menos pero..¿y si no es más que una estúpida mentira? Además, él me demostró en su momento que no era lo suficiente, por lo que ahora no era justo que volviera a decirme eso.

- Ya, claro. Y yo tengo el pelo liso.

- Voy en serio.

- ¿Hace falta que te recuerde lo que me dijiste aquel día? ¿Hace falta? - pregunto enfadada.

Él se queda en silencio, podría decir que con lágrimas en los ojos, pero me da igual.
Lo pasé muy mal, estuve meses llorando y sin saber cómo superarlo. Vale, soy un poco dramática pero..es lo que tiene ser una sensible de cuidado. Es más, ahora mismo, sólo con recordarlo, tengo un nudo en el estómago que me impide respirar con normalidad.

Flashback

Desde el día que nos chocamos misteriosamente en el aeropuerto, las cosas habían cambiado de forma descomunal. Al ser verano, los chicos alargaron su estancia y se tomaron los tres meses sabáticos en Madrid. Doy gracias a dios por ser mayor de edad y por tener una amiga como Celia que me da cama, que si no..

El caso es que Celia y Danny comenzaron a verse muy a menudo, por no decir todos los días, y yo me tenía que quedar sola en casa. ¿El problema? Que estar sola en tu casa puede superarse con una tarrina de chocolate, pero estar sola en una casa ajena..para mí era demasiado vergonzoso.

Por suerte, uno de esos días mi móvil sonó y me dejó escuchar la vocecilla de Dougie tras él. Empezamos a salir a dar paseos en los días aburridos, nos perdíamos más de una vez, e incluso un día fuimos al parque de atracciones. Todo era perfecto hasta que me besó.
Me besó y me dejé llevar. Me dejé llevar porque era Dougie, el chico con el que llevaba soñando la mitad de los años de mi vida. Me dejé llevar porque parecía que estaba metida en un sueño..y no me apetecía despertar.

Así todos los días hasta que se podía decir que éramos algo parecido a novios.
Y digo algo parecido porque no podíamos comportarnos como tal en medio de la calle. Ya sabéis, las cámaras, su fama..todo eran puntos en contra, pero en ese momento no me importaban lo más mínimo.

La pregunta es: ¿qué pasó para que todo se fuera a la mierda? Yo tengo la solución.
A mi amada amiga Celia se le ocurrió contarles la verdad. Se empeñó en decirles que éramos fans, que habíamos fingido chocarnos y que ahora mismo no podíamos creer todo lo que habíamos conseguido.

- Sabes que es lo correcto Clarie..¡llevamos un mes sin dejar salir nuestra vena fan! - rió.

- Ya lo sé pero..no me da buena espina.

- Se supone que tú eres la buena y yo la mala. ¿Acaso quieres mentirles toda la vida?

- No, simplemente quiero mantener el secreto. - respondí - Cuando ellos se vayan, adiós. No se van a acordar de nosotras..

A pesar de muchas más conversaciones en las que utilicé mis mejores recursos para convencerla, Celia ganó y quedamos con los chicos en su casa para contarles todo desde el principio.
Celia estaba serena, como si les fuera a contar que el mando de la televisión tenía un botón que servía para apagarlo. Al parecer la única que veía algo negativo en todo eso era yo, que no paraba de darle vueltas a la cabeza. ¿Se tomarían bien la mentira?

- ¡Chicos! - gritó mi amiga dejándoles pasar - ¿Qué tal?

- Muertos de curiosidad.

- Sentaros y os contamos.

Los chicos le hicieron caso y se sentaron, mientras que Celia y yo comenzamos a contar la historia, ambas de pie.
Mediante íbamos avanzando, las caras cada vez mostraban más asombro, y las mandíbulas estaban ya más que encajadas en el suelo.

- ¿Entonces sois fans? - preguntó Harry - ¡Qué fuerte!

- Vaya forma de quedarse con nosotros..

- ¡Pedazo de actrices! - exclamó Tom - Podríais trabajar en una peli dirigida por mí.

Todos reímos y me di cuenta de que había uno de ellos que no había dicho nada, es más, ni se había movido.
Dougie estaba mirándome fijamente, y podía sentir la decepción que mostraba en esos momentos. Su mirada era fría, distante..su mirada no dejaba ver nada más que tristeza e incredulidad.

- No me lo puedo creer. Así que..¿me has estado engañando? - me preguntó directamente.

- ¡No! Bueno sí, en eso sí..pero sé que te refieres a..bueno, - nos señalé - y en eso no te he mentido nunca.

- ¿Tengo que creerte? A lo mejor mañana cuando consigas fama vienes tan pancha a decirme que no me quieres.

- Mira Dougie, sé que no hicimos bien en ocultar lo que somos, pero es un insignificante detalle. Yo contigo..bueno, con todos, he sido la misma Clarie de siempre. - tomé aire - Y esa Clarie se ha enamorado de ti.

- ¿De Dougie Poynter, el bajista de McFLY? Qué bien, te mereces un aplauso.

Empezó a aplaudir con una sonrisa dañina, mientras los demás nos miraban con la boca abierta y con cara de no entender absolutamente nada de lo que estaba haciendo Dougie. De hecho, yo tampoco llegaba a entenderlo. Podía entender que se enfadara, que se molestara..¿pero llegar a desconfiar de mí y de mis sentimientos?

- ¿Piensas que soy una convenida?

- No lo pienso, lo sé. - contestó rápido - Sabías que no iba a estar con una fan histérica y te hiciste pasar por una persona normal. ¿Por qué Clarie, te gusta hacer daño?

- ¡Yo no he hecho eso! Yo..¡vale, cometí un error! Me hice pasar por algo que no era..pero no creo que sea para tanto..

- Puede que para ti no signifique nada más que tiempo perdido, pero yo sí te quiero..yo, yo sí soy un idiota enamorado que ha estado más que cegado todo este tiempo. Y no sabes cuánto jode.

Intenté contestarle, dejarle bien claro que se estaba equivocando conmigo; yo no era ese tipo de persona que se aprovecha de los demás, y menos de Dougie, uno de mis ídolos. No podía entender cómo pensaba esas cosas de mí, no quería creer que precisamente él me estuviera acusando de eso.

- ¿Pero sabes? - siguió - Me alegro. Me alegro de que hayáis dicho la verdad, porque nadie te habría aceptado como mi novia.

- ¿Qué tontería es esa? - intervino Celia.

- Ninguna..mírala. Mira a tu amiga detalle por detalle.

- Rozando la perfección..¿y?

- ¿Rozando la perfección? - rió Dougie - A la prensa le gusta una chica alta, preferiblemente rubia, con el pelo liso y largo, los ojos deslumbrantes y claros..no sé, todo lo contrario a lo que eres tú.

- ¿Y no se supone que es a ti a quién te tiene que gustar?

- Cierto, pero después de esta..confesión, he visto que tu amiga no es suficiente para mí. Y quiero que por favor, - me dijo ahora a mí - me olvides. Borra mi número, devuélveme lo que tengas mío, quema las fotos..no sé, todo lo que sea necesario. Pero ten en cuenta que para ti no existo.

Fin flashback

Le miro esperando una respuesta y él sigue mirando su vaso concentrado.
No consigo que me entre en la cabeza el por qué está aquí, conmigo, tomando un café..recordando viejos tiempos como si no me hubiera escupido todas esas palabras. Sólo espero que su objetivo no sea volver a humillarme.

- No hace falta que lo recuerdes. - contesta - Esas cosas no las dije..no..no las pensaba. Nunca podría pensar que eres una mala persona.

- Ese día lo dijiste muy convencido. Ahórrate las mentiras, por favor..

- Clarie, escúchame. - dice mirándome - Yo te quiero, ¿vale? Han pasado años y no puedo sacar esa estúpida imagen de mi cabeza.

- ¿Qué imagen, de qué hablas ahora?

- La imagen de tu sonrisa al despertarte después de que lo hiciéramos por primera vez. - consigue que me sonroje - No te imaginas lo guapa que estabas aquel día..

- No lo suficiente para la prensa..¿no?

Noto cómo se sorprende ante mi respuesta; es más, yo misma lo hago.
Sé que estoy lanzando veneno con mis palabras, que estoy siendo demasiado dura para ser yo pero..me hizo mucho daño y ahora no quiero volver a pasarlo.

- ¡Te digo que no quise decir eso! Es cierto que la prensa quiere a gente así, quiere barbies y cosas por el estilo pero..yo no soy la prensa, y yo te quiero a ti.

Desde que empezamos a salir, fui consciente de la capacidad de enternecer a cualquier persona que tiene Dougie. Sabe ponerte la cara apropiada y decirte las palabras perfectas para que caigas rendida a sus pies. Y así hago yo siempre..

- Me hiciste mucho daño.

- ¡Lo sé y lo siento! Pero..joder, soy consciente de que llevo mucho tiempo sin ti..y te necesito.

- Intentas ablandarme.. - suspiro.

- Puede..¿lo consigo?

Sin querer, una tímida sonrisa se escapa de mis labios y Dougie sonríe al verla.
Acerca su mano a la mía y la acaricia superficialmente haciendo que se me pongan los pelos de punta y el nudo en el estómago vuelva. Porque son muchos años, pero le sigo queriendo igual que siempre.

- No quiero volver a pasarlo mal..

- No lo harás, te lo prometo..pero perdóname, olvídalo todo. - me suplica - ¿Quieres ser mi fan preferida con derecho a roce y a amor sin fin?

- Sí, quiero. - digo sin poder contener la risa - Has sonado muy cursi..¿lo sabías?

- Algo me ha insinuado la vocecita de mi cabeza.

Volvemos a sonreír, cómplices, como hace años que no sonreíamos.
Y sé lo que viene ahora, la parte más esperada, el momento que hace tantos años que no se repite: el beso. Volver a sentir sus labios fusionándose perfectamente con los míos y saber que está y que estará ahí para siempre.
Porque me quiere.